miércoles, 21 de marzo de 2007

Random Songs | Entrega 2

Strange. Wire. Esta guitarra es inconfundible, tanto su sonido como su constante riff. 1977 nos regala esta joya, incluida en el también imprescindible Pink Flag, primer disco de esta excelente formación. Si bien se los suele clasificar dentro del movimiento post-punk, su música es tan única que esta taxonomía es fácilmente cuestionable. Bruce Gilbert a la guitarra y Colin Newman, encargado de cantar, junto con sus dos escuderos Robert Gotobed (batería) y Edward Graham Lewis (bajo) consiguen crear una atmósfera rítmica apabullante, incluyendo además algunos toques de psicodélia que acentúan el final de una canción mítica de la escena londinense de finales de los '70. Como no, Wire no tiene ni la fama ni el reconocimiento que merece a nivel popular, así que es una pena que la probabilidad de que un actual teenager los escuche sea baja, así que si eres un teenager y estás leyendo esto hazte con el disco inmediantamente.

Lilac Wine. Jeff Buckley. Curiosamente en la primera entrega del Random Songs mencionaba a Jeff Buckley para comentar su versión del Kick Out The Jams de MC5. Pues aquí tenemos su polo apuesto, una canción sensual, romántica y nostálgica. No voy a descubrir aquí las cualidades tanto compositivas como vocales de este hombre, pero sí que voy a destacar su capacidad para emocionar. Escuchando este tema no puedo evitar pensar en su extraña muerte, así como su gran poder de seducción, porque seducción es lo que produce Lilac Wine, ya que cuando empiezas a escucharla es imposible cambiar de canción, obligándote a dejar todo lo que estés haciendo para escuchar esa voz.

Love -in. The Morning Glories. Tema que forma parte de los clásicos Nuggets, en concreto del A Whole Lot Of Rainbows. Soft pop con un pegadizo estribillo amenizado, como todo el tema, por trompetas y una potente percusión. Procedentes de la Costa Oeste, The Morning Glories era una formación que abogaba por un pop digerible y que cuidase mucho tanto texturas como las melodías. Love-in se editó como single en 1968 hoy la podemos saborear en las exquisitas recopilaciones Nuggets. Quiero recomendar la escucha de toda la recopilación, pues contiene temas realmente buenos y que, por las cuestiones que sean han pasado de refilón por la história del pop y de la música en general.

The March Of The Black Queen. Queen. He leído por la red a muchos fans de Queen y coinciden varios en un aspecto. Si no fuese por Bohemian Rapsody, la canción que nos ocupa sería su preferida. Y es que The March Of A Black Queen es algo sublime, poderoso y avasallador. Sus cambios de ritmo, sus momentos álgidos y, sobre todo, la contraposición de éstos últimos con momentos baladísticos hacen de este tema una pieza de orfebrería compositiva exquisita. Compuesta por Freddie Mercury, esta gema del rock consigue hacerse corta en sus seis minutos de duración. Si el Queen II está, probablemente, considerado de los mejores discos de Queen es en parte a esta canción.

Vampire Blues. Neil Young. Que el genio canadiense es una de mis debilidades no es un secreto, y menos para mi iPod, que cada cierto número de canciones me regala un tema suyo. Y aquí tenemos uno que forma parte de su disco On The Beach, de 1974. Vampire Blues es un medio tempo agradable y relajante, digno de formar parte de las mejores composiciones de Neil Young. Hace tiempo tuve la oportunidad de conocer a un par de belgas, y hablando uno me contó que esta canción era su favorita. Me dijo que conducir con ella le despertaba su vena más individual, aquella que abogaba por una total dedicación a la escucha de la canción. Todo se íba, menos el coche, él y Vampire Blues.

jueves, 15 de marzo de 2007

Random Songs | Entrega 1

Hay veces en las que uno no sabe qué disco escuchar, así que lo mejor es que alguien seleccione ya no discos por uno mismo, más bien canciones. La opción "Aleatorio Canciones" del iPod me salva muy a menudo, rescatando a veces temas olvidados o canciones de aquel disco que puede que nunca escuchaste en profundidad. Así que inauguro nueva categoría en el blog: Random Songs. Ahora mismo pongo el aleatorio y a ver lo que sale por ahí...

Kick Out The Jams. MC5. Brutal descarga de sonido procedente de Detroit, la ciudad del motor, a cargo de estos chicos malos que al principio del tema llaman mother f*!#¡# a todos los asistentes al concierto, porque con un concierto debutaron de forma aplastante, con un sonido duro y rasposo, no apto para puristas de la ingeniería de sonido. Esta canción, que da título al disco de 1969 ha estado versionada en múltiples ocasiones, incluso por Jeff Buckley. Imagináos a Motor City Five dando caña con su Detroit Sound junto a The Stooges... me rindo a sus pies.

When You Love. Quicksilver Messenger Service. Tema instrumental de esta grandiosa banda de la costa oeste. Bajo una impecable base rítmica se desliza la destreza como guitarristas de John Cipollina y Gary Duncan. De tradición bluesera, es un tema que forma parte de uno de sus discos cumbre, Happy Trails, de 1969, álbum grabado en directo aunque por el sonido no lo parece. Lo mejor del tema para mi es su parte final, con esos punteos de guitarra que hacen que a más de uno se le erice la piel.

Berkshire Poppies. Traffic. Con un piano nos adentramos al mundo de Traffic, un universo sonoro que hará las delicias de los más exigentes. Este es un tema eminentemente psicodélico, aunque con algún que otro retazo rock con arreglos de trombones, parece. Steve Winwood se sale, adaptándose a los múltimples cambios del corte, que consiguen dotarlo de algo especial que lo hace más curioso todavía.

Gypsy. Dio. Des del disco Holy Diver nos llega esta joya del metal por parte de una de las voces más características del género. Consigue hacerme despertar y afrontar el día con ímpetu, pués su fuerza se contagia. Ronnie James Dio canta con pasión y respaldado por su excelente banda. En este disco de 1983 Dio define su sonido, y Gypsy es un tema idóneo para ejemplificarlo. Si alguien me preguntase ¿quién es Dio? Yo le pondría esta canción. Gypsy!


Arnold Layne
. Pink Floyd. Caprichos del iPod y mira por dónde me pone a mi banda favorita, y además en su primer single, obra del atemporal Syd Barrett. Oh Arnold Layne, is not the same es algo que siempre está en mi cerebro. Psicodélia barrettiana ineludible para los amantes de la onda británica de la época que hoy en día está de moda, ya que David Gilmour ha titulado así su homenaje al Diamante Loco, un tributo que consta de dos versiones de la canción, una cantada por David Bowie el 29 de mayo en el RAH y otra cantada por Richard Wright el día 30 en el mismo templo. Además incluye una versión de Dark Glove, canción que Gilmour ha ído tocando en su gira en el 2006.

lunes, 12 de marzo de 2007

Llúvia, amor y lágrimas

Le gustaba la llúvia. Esa sensación de confort dentro de su casa mientras las calles se mojaban era algo que desde siempre le había entusiasmado. Se pasaba horas mirando por la ventana, ojeando aquella calle que le había visto crecer, jugar, pasear y hacer eses en alguna que otra noche de borrachera. Y ahora estaba mojada (remember when you were young...), al igual que la planta que tenía en el balcón, al igual que aquella chica que había olvidado el paraguas y ahora corría buscando un cobijo. Sabía que, en cierto modo, se sentía protegido en su casa porque en realidad le tenía miedo al exterior. Miedo porque ese exterior un día se lo dió todo y otro se lo quitó, (...you shone like the sun) al igual que la naturaleza dota de pétalos una flor y luego se los quita. Él había cambiado, pero todo seguía igual en aquella calle mientras John Coltrane entonaba notas imposibles con su saxo. Su saxo, su saxo...

Tocando en aquel club la había conocido. Hasta que ella apareció pensó que ese instrumento sería su único amor y la música su único motivo para vivir. Pero ahí apareció ella, con ese pelo medio recogido, esos ojos pícaros y esos labios sonrientes. Cada viernes ella íba a verlo y se íba antes de que terminase de actuar, así que no tenía la oportunidad de conocerla... hasta que un día ella le esperó. Fué en salir del club cuando escuchó a sus espaldas esa voz por primera vez (now there's a look in your eyes...) pero no tuvo fuerzas para girarse. El momento que tanto había esperado estaba ahí, al alcance de la mano, pero era incapaz de darse la vuelta para decirle que sí, que quería ir a tomar una copa con ella (...like black holes in the sky), que quería conocerla y hacerle poesías. Estaba paralizado. Ella se plantó en frente y por fin pudo articular palabra. Fué algo corto y simple: ¿bailas? Mientras ella le miraba empezaron a caer gotas de llúvia y ellos bailaron, bailaron mientras un manto húmedo cubría sus cuerpos en medio de la acera, aislados de todo lo demás.

Y tal como llegó se fué. Sin decir nada, sin ni siquiera una despedida. Ese conductor borracho se la arrebató cuando ella estaba llegando al club. Siempre íban juntos, pero esa noche quedaron directamente ahí, pués ella había salido con unas amigas. Él empezó su actuación con la vista fijada en aquella silla (nobody's knows were you are...), con la esperanza de que pronto llegaría, de que sería un simple retraso, una tontería, un taxi perdido o un atasco. Pero luego tuvo esa sensación, la misma que aquella noche en que ella le habló: se quedó paralizado, mirando el fondo del local mientras las caras de los asistentes mostraban su perplejidad. Lo supo, supo qué había sucedido. Salió corriendo del local y ahí estaba (...how near or how far), inerte pero bella, siempre bella...

Pink Floyd - Shine On You Crazy Diamond

miércoles, 7 de marzo de 2007

Adicciones | Entrega 3

Ante todo quisiera pedir disculpas por los contínuos cambios que he introducido en el blog durante los últimos días. Soy consciente de que entrar y encontrar cada vez colores diferentes o un diseño de cabecera distinto puede resultar moltesto y puede llegar a aborrecer. De hecho a mi me pasa. Lo importante en un blog son sus contenidos, sin duda alguna, pero su autor debe estar contento con su diseño y por fin lo estoy después de mucho probar. Y es que esto del html para un principiante puede a llegar a ser complicado. Por suerte hay personas dispuestas a ayudar y en fenomenales blogs como este he encontrado respuestas a muchas de las dudas que tenía.

Y mientras el iPod va sonando y sonando, llenando esas horas de metro, de andar paseando sin saber el destino, llenando esos pequeños momentos en los que uno no sabe qué hacer. Los discos que más pincha mi fiel amigo son los siguientes:

Teaser and the Firecat. Cat Stevens (1971). Este es uno de esos trabajos impecables, llenos de dulzura y saber hacer. Cat Stevens desarrolla en cada uno de sus temas auténticas poesias. Pop y folk se mezclan para llevarnos a un lugar del cual es dificil salir. Canciones de amor como If I Laugh o How Can I Tell You son miel para los oídos y podrían considerarse como dos de las grandes baladas de todos los tiempos. Para la posteridad quedan clásicos como Moonshadow, Peace Train, Morning Has Broken o The Wind. Obra maestra.

Heron. Heron (1970). Lo que transmite este trabajo es paz. Aficionados a la música de Nick Drake, los componentes de Heron crearon canciones agradables, ideales para conducir por parajes de Escócia mientras se deja atrás los Cuillins. ¿Y luego? Pués podemos sentarnos en el porche de nuestra casa con esa vieja radio con Yellow Roses de fondo mientras saboreamos un buen malta. Como no, a pesar de todo esto, Heron es un grupo oculto, oculto como los aromas del whisky hasta que un refinado paladar es capaz de descubrirlos. Único.

The Garden Of Jane Delawney. Trees (1970). Folk rock británico de calidad. El punto fuerte es la excepcional voz de su cantante, una chica que si ama como canta su marido estará satisfecho. Con puntuales y casi salvajes solos de guitarra eléctrica, este es un disco para disfrutar, para regocigarse mientras las cuerdas vocales de ella se hacen tan relevantes que incluso se escuchan anque no cante. Ahora mismo estoy en silencio. ¿He dicho en silencio? No. Esa voz, siempre esa voz...

Meet Triste Janero. Triste Janero (1969). Un único testigo: este LP. O lo que es lo mismo: esta absoluta obra maestra, tan imprescindible como extraña. Este trabajo es la prueba de que desde Dallas retumbó la fusión de sonidos brasileños con las tendencias ácidas de la costa oeste estadounidense de por aquel entonces. Todo el disco es una gozada, pero su corte por exceléncia es René de Marie, una composición que es capaz de hacer olvidar todos los problemas cotidianos... y todo lo demás. Sublime.