martes, 27 de septiembre de 2005

Love | Forever Changes (1967)

"Forever Changes" es un disco único. La primera vez que lo escuché lo hice de un tirón. Sencillamente era incapaz de saltar de canción, pues la música me atrapó al instante con esa Alone Again Or. Ese inicio acústico que deriva en una melodía encandiladora a la que, si sumamos esos arreglos orquestrales (sobre todo esa trompeta final)adquiere un carácter épico, terminando con la guitarra inicial como si nada hubiese pasado. Es, quizás, la canción más famosa del álbum. Dejemos paso a A House Is Not A Motel, que nos sorprende en su inicio con un pegadizo ritmo por parte de la batería. Aqui vemos, puede, al Arthur Lee más roquero de todo el disco. En la composición destaca el final, con la aparición de una guitarra eléctrica apabullante en su distorsión final. Andmoreagain es una increible conjunción de orquestra y guitarra acústica convertida en balada, todo bañado por la bella voz de Lee (...I Love You... oh... oh...). Un espléndido riff de guitarra (siempre acústica, a menos que diga lo contrario) nos acerca hasta The Daily Planet, que contiene alguna pincelada de psicodelia (la voz de Lee me recuerda en algún momento a la de Syd Barrett). Old Man es un excelente tema, vehículo a través del cual podemos descubrir el sentimiento en la voz de Bryan Mclean, en la que es su única aportación como vocalista principal en el disco. The Red Telephone tiene un sinuoso y misterioso ritmo central (acústica + orquestra, una vez más), con algún que otro toque de psicodelia, conformando una canción serpenteante y que consigue a uno capturarlo con ese hipnótico final (freedom... freedom...). Maybe The People Would Be the Times Or between clark and Hilldale empieza potente, con una guitarra y una trompeta complementando los versos de Lee. Encontramos aquí otro punteo de guitarra eléctrica.

Live And Let Live. Cuando la batería entra en esta composición la transforma, adquiriendo la voz de Arthur Lee un tono dramático. Esos golpes de percusión ofuscan la canción para luego resurgir con un solo de guitarra eléctrica, reconduciendo así la canción hasta el mismo punto donde empezó. Para mi, es la canción más depresiva del disco y puede que la más expresiva y la que me transmita más. The Good Humor Man He Sees Everything Like es una canción que pondría mientras alguien recuerda su pasado, ya que tiene un punto nostálgico en su melodía, con algunos pasajes algo infantiles producidos por la orquestra. Es como si Lee recordara su infancia. El coletazo de la canción es increíble, con ese desajuste en la orquestración que el primer día que es escuchado hace creer que el disco se ha rayado. Bummer in the Summer. Canción donde la voz se desliza con celeridad por las notas (me imagino conduciendo una ruin camioneta americana por el desierto...). Es una composición rápida, directa y que pide a gritos volver a ser puesta. Con You Set The Scene llegamos al final. ¿Y qué mejor final que el que aporta esta canción? Una alegre melodía, con un épico coletazo que nos invita a poner de nuevo el disco para encontrarle nuevos matices.

Un disco eminentemente acústico, amenizado por bellos pasajes orquestrales y con puntuales apariciones de guitarra eléctrica; con cambios de ritmo súbitos pero elegantes. Esto (y algo más) es "Forever Changes", de Love, un disco que no debe faltar en toda buena colección musical. Se da el caso de que cuanto más lo escucho más me seduce, y pienso cómo podía antes vivir sin conocerlo. Un álbum imprescindible, una obra maestra.

1. Alone Again Or

2. A House Is Not A Motel

3. Andmoreagain

4. The Daily Planet

5. Old Man

6. The Red Telephone

7. Maybe The People Would Be The Times

Or Between Clark And Hilldale

8. Live And Let Live

9. The Good Humor Man He Sees

Everything Like This

10. Bummer In The Summer

11. You Set The Scene


martes, 6 de septiembre de 2005

Un ballet y Pink Floyd

Llegué a los alrededores del Teatre Tívoli una hora antes del espectáculo, para vivir un poco el preámbulo del acto. Tomé un par de fotos de la cartelera y esperé fuera, mirando cómo un grupo cada vez mayor de personas hacía cola. Cuando se abrieron las puertas y entramos en el teatro, me encontré en un escenario muy bonito y, creo yo, digno para acojer un esdevenimiento de este tipo.

Con algo de retraso empezó Run Like Hell, interpretada por un solo bailarín. Coincido con Syd Barretina en que fué un inicio un poco pobre. Sonó luego el tema Money, con ya más bailarines en escena, haciendo movientos perfectamente acorde con lo que es la canción. Se movían como robots... como máquinas registradoras. Yo no podía evitar el cantar las canciones -pero sólo moviendo los labios- mientras gozaba con el trabajo de esos artistas japoneses.

Una de las novedades del ballet fué el "paso a dos" creado por Roland Petit. En él, un bailarín y una bailarina se mueven mientras la intemporal The Great Gig In The Sky fluye por los altavoces. Fué este un gran momento, con la pareja simulando amarse y al compás de la melodía... la mujer que tenía a mi lado soltó un "ooohh"...

En One Of These Days se pudo ver todo el potencial de los bailarines, coordinando movimientos de forma rápida y precisa, de un lado a otro del escenario. La coreografía era rápida y frenética, haciendo honor al ritmo de la canción, sobre todo cuando el slide deleita los oídos de un fan.

Fué increble el hecho de que todos los espectadores escucharan canciones como Careful With That Axe, Eugene, When You're In o Obscured By Clouds, temas no precisamente famosos de la banda, pero que claro, cuando se estrenó el ballet a principios de los '70 eran los temas que tocaban en directo.

Para finalizar hubo otra interpretación de Run Like Hell, esta vez más potente y vistosa, a cargo de unos cuatro o cinco bailarines de street dance. La ovación posterior fué impresionante, con la gente entregada y de pie, premiando el trabajo de esos profesionales y de Roland Petit. Nos volvieron a deleitar con una repetición de One Of These Days y me fuí a casa con un sabor de boca inmejorable.