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miércoles, 28 de mayo de 2025

Lugares Míticos | Sun Studio

 


Situémonos en una tórrida tarde del mes de agosto en Memphis, Tennessee. El corazón ya lo tenía en modo taquicardia permanente, cosa normal si te mueves por Memphis y te gusta la música, pero es que... lo que se venía de frente era nada más y nada menos que la visita al TEMPLO del rock and roll; el lugar donde iniciaron sus carreras artistas como Elvis Presley o Johnny Cash, por citar solo dos ejemplos. Se trata de un pequeño edificio situado en el 706 de la Union Ave de la ciudad, de obra vista, con unos inconfundibles toldos verdes, una guitarra Gibson a modo de letrero y con el dibujo de un disco de vinilo en un lateral. Sí, señores, hablamos del legendario Sun Studio


No voy a hablar aquí de su historia ni de todos los artistas que grabaron aquí, no se trata de eso. El que quiera saber todo y más tiene montón de artículos en la red. Lo que quiero transmitir en la série Lugares Míticos son los sentimientos, experiencias y emociones que he sentido al visitar estos sitios así como también algun consejo o recomendación al visitarlos, claro que sí. 


Volvamos al lío entonces... Aparcamos el cotxe sin ningún problema (si  hay algo que me gusta de USA es que aparcamiento nunca te va a faltar) y ya vemos el ilustre lugar esperando ser visitado. Cuando entras hay un pequeño bar donde puedes tomar un refrigerio, comprar merchandising y adquirir el tiquet para la visita guiada que, a menos que haya cambiado a día de hoy, es como se visita el estudio. La visita empieza en la parte de arriba del edificio donde hay un poco de museo con objetos relacionados con Sun Records. Es una gozada escuchar al guía hablar porque menudos conocimientos tenía el chico... Y además iba vestido con una t-shirt de Amoeba Music, para rematar. Pero el plato fuerte está en los bajos... en el estudio própiamente dicho. Acceder ahí es retroceder en el tiempo y casi que puedes ver a Elvis, Jerry Lee Lewis, Carl Perkins o Johnny Cash moverse, tocar y cantar ahi... No hay palabras para describirlo, la verdad. Además, han conservado los paneles originales en las paredes, los mismos que salen en una de las fotos más famosas de la historia del rock, la foto del cuarteto del millón de dólares. Estar AHÍ, donde se tomó esa foto absolutamente legendaria es algo increíble. 





Un lugar imprescindible tanto si eres un enfermo de la música como si no, ya que si se pasa por Memphis hay que ir sí o sí sin excusa, porque forma parte de la cultura de la ciudad, ya que si hablamos de Memphis hablamos de una ciudad que respira música por todos lados. Terminamos el dia en el turístico Beale Street, donde cenamos una burguer en el BB King Blues Club escuchando blues en directo. Gozada pura. 


Keep on rockin'!






domingo, 25 de mayo de 2025

THE GITS | Frenching The Bully (1992)



Muchos años hace que no escribo sobre música; muchos años hace que no tengo la necesidad imperiosa de escribir sobre música... hasta este momento. Soy consciente de que pueda que haya perdido el tono; de que las maneras hayan cambiado, pero en el fondo todo sigue igual en un aspecto: pasion

Y es que la música tiene la capacidad de hacernos recordar momentos, sean buenos o malos, pero también tiene la capacidad brutal de crear nuevos recuerdos a su alrededor. Y eso es precisamente lo que estoy haciendo ahora mismo cada vez que escucho este disco demoledor en todos los sentidos de la palabra. Según la RAE demoledor significa que demuele, y demuele significa destructor, aniquilador, asolador, catastrófico, exterminador. No podría definir mejor este Frenching The Bully, disco que me ha volado la cabeza en el sentido más literal de la palabra. 

Situémonos en Seattle a finales de 1992, una ciudad en plena ebullición del grunge y con una escena punk-rock subyacente en plena efervercencia. Lo que no era normal es que los grupos tuvieran una vocalista como frontman, y menos una vocalista de talla monumental como era Mia Zapata, cuyo trágico final (violada y estrangulada) dejó todo el espectro rockero de la ciudad desolado. Mia se fue demasiado pronto y en circunstancias trágicas también, como tantos otros, a la edad de 27 años, pero nos dejó un disco que es un puñetazo en la mesa, un grito al inconformismo y un rugido de rabia. 


Cuando ponemos el play este Frenching The Bully es un álbum que nos va abrasando las entrañas mientras conocemos por vez primera el torrente Mia Zapata. Recuerdo alucinar la primera vez que lo escuché y pensar ¿pero quién es esta? Estamos delante de puro nervio punk-rockero que una vez entra te desgarra y te deja con la pregunta de qué es lo que ha pasado. Temas como Absynthe, Slaughter of Bruce, Spear and Magic Helmet, Here's to Fuck o Wingo Lamo són pildorazos guitarreros que te dejan sin aliento Pero no todo es velocidad y rabia desatada, en medio encontramos It All Dies Anyway, un medio tempo donde cerramos los ojos y podemos escuchar a una Janis Joplin de los '90... Porque es eso, a veces Mia Zapata me recuerda a Janis, supongo que será por el sentimiento que ponían ambas cuando cantaban.  

Mención a parte merece la soberbia Second Skin, cuyo vídeoclip editado no hace mucho dejo aquí abajo. Estamos delante de una canción absolutamente magistral por todo lo que transmite y cómo lo transmite. No puedo entender cómo es posible que no tenga una fama que sí, que merece sin lugar a dudas, pero por otro lado me gusta que sea así porque queda en el fondo de un pozo donde no es fácil llegar. Es un temarral que desde que empieza con la batería te paraliza y que hace que lo dejes todo para escucharlo como merece. 

I need a second skin
Something to hold me up
Can't it on my own
Sometimes I need just a little more help well
I've got that chance to give every drop that's left in me
I need a second skin
Someting I cannot break out




Poco más puedo añadir, si conoces el disco sabes de lo que hablo; si no lo conoces te invito a descubrirlo y a sumarlo para siempre en tu vida. Nunca es tarde. 






miércoles, 24 de octubre de 2012

Lugares Míticos | 96 & 98, St. Marks Place

Hay muchos lugares de peregrinage para los amantes del rock, pero no cabe duda de que un buen puñado de ellos se encuentran en la ciudad de los rascacielos; en la ciudad donde todo es grande; en la ciudad donde sale humo a través del asfalto, en la ciudad que no duerme... sí señores, estamos hablando de New York City.

He estado dos veces en la Gran Manzana y seguro que no serán las últimas, os lo juro. Pasear por sus calles y embriagarme de lo que allí se respira es algo que no se puede describir, y más cuando paseas por el genial  East Village y el Lower East Side, dos lugares por los que perderse y descubrir, salvando las distancias, lo que sentían los músicos de rock en los apasionantes años '60 y '70. Una de las calles de referencia del East Village es la St. Marks Place, un lugar donde uno puede teletransportarse hacia aquellos maravillosos tiempos, donde la efervescencia musical de New York era más patente que nunca. Andando por esta calle podemos embobarnos con cualquiera de sus particulares edificios, pero hoy nos detendremos en los números 96 & 98, destino del lugar mítico que hoy quiero mostraros.



                                    

96 & 98, St. Marks Place es famoso por dos cosas que todo amanate del rock debe o debería saber. En primer lugar porque se trata del edificio de la portada del disco "Physical Graffiti" de Led Zeppelin y, en segundo lugar, porque en él se grabó el videoclip de los Stones de "Waiting on a Friend". El sitio en cuestión es realmente especial si uno es consciente de lo que allí ha pasado, como por ejemplo ver esas mismas escaleras donde estaba sentado el mismísimo Mick Jagger. Debo reconocer que yo también me senté a esperar a mis amigos  que venían detrás...



Para llegar al 96 & 98 lo ideal es venir andando desde la calle Bowery, famosa por muchas cosas también, como por ejemplo albergar el mítico club CBGB. Debo mencionar que en el 2007, cuando visité NYC por primera vez, el CBGB estaba cerrado y el local vacío. Pués bien, esta vez pude entrar en la leyenda ya que Varvatos lo convirtió en una tienda. Ha mantenido toda la esencia del local, el escenario, las paredes... y el WC. Puedo decir que oriné en el CBGB y que fué la mejor meada de mi vida. Bueno, así que siguiendo por la calle Bowery llegamos a St. Marks Place y lo primero que vemos es el histórico hotel de mismo nombre. Andamos a lo largo de la calle, pasamos el 96 & 98 y, al llegar al final encontramos un parque, giramos a la derecha y agudizamos la vista: encontramos el famoso graffiti dedicado a Joe Strummer. Rock y más rock, por todas partes. Callejear y callejear, ese es el espíritu que nos hace indomables.

The Velvet Underground - Loaded 








lunes, 22 de octubre de 2012

Grateful Dead | Workingman's Dead (1970)

Welcome my son, welcome to the machine... 

Hoy es uno de esos días que creí que jamás llegaría. Por fin, después de tres años, he reunido las suficientes fuerzas como para volver a escribir y reabrir este lugar con ilusión, algo fundamental en todo lo que se hace. Hace tiempo que cada día tengo más la necesidad de compartir, ya sea un disco o un viaje, y más cuando veo que aún hay gente que se toma la molestia de escribir de forma altruista para otros sin pedir nada a cambio. Bueno, dejémonos de divagaciones y vayamos al tajo con el disco elegido para el resurgir de este blog, tu blog: Workingman's Dead.




Mucho se ha escrito de este disco y de su hermano, American Beauty, pero todo lo que se haya dicho parece poco porque nos encontramos delante de una auténtica obra maestra. Los Grateful Dead nos deleitan con un majestuoso trazado de lo que debe ser un disco basado en las raíces musicales, en el auténtico sonido americano dedicado al hombre trabajador. Olvidaros de sus totémicas jams en directo y dadle al play para que Uncle John's Band haga su entrada. Hermosas harmonías vocales herencia de CSN&Y deleitan los oídos. Un tema convertido en un clásico de la banda desde el día en que salió. De la alegría y optimismo que sugiere el primer tema desembarcamos en High Time, una pieza melancólica que suena, por qué no decirlo, de puta madre. Sin querer nos encontramos con Dire Wolf, otra pieza sublime donde se aprecia la calidad de los componentes de la banda, con ese slide que recorre la canción sin obstruir pero sin enmascarar la melodía. Estamos en medio del oeste, chicos, un lugar caluroso donde la gente pasa el rato en el porcho de su casa, con su sombrero en la cabeza y los pies estirados en la barandilla mientras las notas de New Speedway Boogie se dejan notar. Sólo falta un buen trago del amigo Jack para besar el cielo...

Cumberland Blues es un tema tan acelerado... o mejor dicho: sublime. Las harmonías vocales llegan a su nivel máximo en una pieza que si te has levantado con el pie izquierdo te endereza el día con sólo escucharla. Menudo temazo. Bueno, y para contrastar con la fogosidad de Cumberland Blues nos topamos de morros con Black Peter, un tema melancólico que honra a esos primeros cantantes de blues del Mississipi, que encontraron en la música una vía para escapar de esa miserable vida. Esos sí que eran verdaderos Workingmans. Un redoble de batería nos adentra en Easy Wind, un blues de la vieja escuela que me encanta porque tiene todo lo que me gusta: solo de guitarra, solo de harmónica y un final lisérgico. Casey Jones, otro clásico de la banda, cierra el disco. Un tema claro, conciso y directo cuyo estribillo invita a ser tarareado una y otra vez.

Workingman's Dead es una auténtica maravilla de disco, un indispensable que no debe faltar en cualquier buena colección musical. Grateful Dead desgrana uno a uno los secretos de la música americana y nos los presenta de la mejor manera posible. No hace falta entrenar los oídos para lo que vamos a escuchar; nos lo ponen tan fácil que sólo debemos disfrutar. Imprescindible es poco.


lunes, 7 de septiembre de 2009

Los discos del verano

Sigo respirando, sobreviviendo a los días como puedo y con las ideas renovadas para dar una bocanada de aire fresco a este lugar que tantos días de placer y amigos me ha dado. El trabajo agobia pero si algo bueno tiene es que me permite descubrir o redescubrir perlas musicales y escucharlas una y otra vez. Discos que cuando terminan piden a gritos que los vuelvas a poner, que les dejes sonar una vez más, que les des una nueva oportunidad para que te transmitan ese mensaje que llevan implícito. Al igual que un cuadro que no te deja ir, que te pide que lo sigas mirando y apreciando; o al igual que esa chica que te cruza la mirada y tu la sigues y la persigues... lo bueno de los discos es que no es escapan del iPod i los puedes manosear y explorar a tu gusto.

Los trabajos que presento a continuación me han amenizado el verano y, por qué no decirlo, me han salvado de caer en el estrés más insoportable y ayudado a mantener el ritmo y la compostura. Son discos frescos, con estribillos pegajosos y ritmos fervientes. Y todos son discos debut. Se abre el telón:

Elvis Costello | My Aim is True (1977)

El primer disco de Costello es soberbio, no me cansaré de decirlo. Es el disco que más ha sonado en el iPod y que más sonará porque de momento no me he cansado de escucharlo una y otra vez. Gracias a Welcome To The Working Week la semana de más trabajo del año pasó rápido. De echo todas las horas han pasado rápido porque no te das cuenta y el disco ya ha sonado cuatro veces seguidas. Lleno de temazos como No Dancer, el título homónimo o la gran Less Than Zero hacen de este disco un tratado esencial de la New Wave. Por cierto, leeros el libro Menos que Cero, de Ellis...



Dexy's Midnight Runners | Searching For The Young Soul Rebels (1980)

Energía y ganas de enfocar las cosas desde el lado positivo es lo que me transmite este estupendo disco debut. Para mi ha sido todo un descubrimiento y me pregunto cómo he podido vivir tanto tiempo si conocerlo porque es acojonante. El ska, el punk el pop y una tremenda sección de viento se dan encuentro en este memorable trabajo musical. Canciones para fiestas y momentos de buen rollo, así como para esos instantes de excitación... Absolutamente recomendable. Ah, y no nombro ningún tema porque todos son buenísimos.


Blondie | Blondie (1976)

De un disco debut a otro quizás más conocido pero no por eso menos bueno. Una de las bandas más importantes de NYC nos presenta este disco que no puede faltar en toda colección musical. Su portada dice mucho: Debbie Harry y los demás. Digo esto porque es precisamente lo que me sugiere la música. Ellos tocan por y para ella y el resultado no puede ser mejor. Quién hubiese vivido esos tiempos en el CBGB... Por cierto, mi tema favorito el primero, X-Offender, dinamita pura.



The Dictators | Go Girl Crazy! (1976)

Terminamos con una contundente descarga eléctrica a cargo de uno de los grupos injustamente --como tantos-- infravalorado. Menudo discazo que se sacaron de la manga estos chicos de NYC. Adrenalina pura desde The Next Big Thing hasta I Live For (Cars And Girls). Este disco me ha marcado por su sonido y su potencia, así como por los pelos de su vocalista... La Gran Manzana, qué de cosas que nos ha dado...

jueves, 18 de septiembre de 2008

Richard Wright

Lo sé, son muchos días sin aparecer por aqui. No hay excusas, sencillamente no estaba motivado. La vida tiene estas cosas, un día apetece hacer algo; otro no; otro descubres una nueva afición; otro dejas atrás cosas que antes eran importantes... pero todo se resume en que un día estamos y al siguiente podemos no estar. La vida nos depara sorpresas, incógnitas, retos, malos momentos, instantes agradables. La vida nos presenta personas inolvidables; animales a los que uno quiere como a un amigo; lugares nuevos, aromas que nos recuerdan a alguien; melodías que nunca morirán... Pero si hay una cosa que está clara es que la vida no se podría entender sin la muerte. Y precisamente la muerte es lo que me ha motivado para volver a escribir.

Los que me conocen saben de mi especial devoción por Pink Floyd, así que se pueden imaginar que estos días son algo complicados para mi, pues la muerte de Richard Wright los tiñe de negro. Es cierto, yo nunca le conocí, pero lo sentía cerca, pués su música forma parte de mi vida desde hace muchos años y no se puede entender sin ella. La pérdida de Rick ha sido traumática para mí ya que se trata de uno de los pilares de lo que para mi es algo más que un simple grupo musical. La muerte de Syd Barrett también me afectó, pero fué algo muy distinto ya que el Syd que yo adoro murió mucho antes... Richard Wright era distinto. Era un colega, un amigo que me ayudaba en los malos momentos con su música. Además, el hecho de haberlo visto en directo aún me hacía sentirlo más cercano a mi. Por desgracia el Live 8 se convirtió, el pasado día 15 de septiembre, en algo más histórico de lo que ya fué: ya nunca más Pink Floyd podrá volver sobre un escenario. Esto es algo duro, pero es algo inevitable. Con la muerte de Rick se cierra definitivamente una puerta que algunos se empeñaban en dejar abierta pero que la corriente de aire de los nuevos tiempos quería cerrar.

Los tiempos cambian pero los humanos necesitamos hechos que lo acrediten. Puede que intuiamos que una cosa llega a su final, pero nos encasillamos en negarlo hasta que no hay algo destacable que acredite que una cosa termina. La muerte de Richard Wright es precisamente eso. Pero yo no quiero pensar eso, de hecho no lo pienso desde el 2 de julio del 2005. El verdadero final de Pink Floyd fué el Live 8. Eso fué un regalo para todos los fans, para todos los melómanos, para todos los aficionados a Pink Floyd a lo largo de las generaciones. El Live 8 fué la despedida. La foto final con Gilmour, Waters, Wright y Mason juntos, abrazados, saludando al respetable, es el verdadero adiós. Y yo estuve allí. Y ahora subrayo que fué el mejor momento de mi vida.

Y siguiendo con Wright, recuerdo también con cariño ese concierto de Gilmour en el Royal Albert Hall, el 30 de mayo del 2006. Ahora, ese instante en el que Gilmour presentó a Rick ante el público y éste le brindó un efusivo aplauso, se me clava en el corazón. Y me siento orgulloso, orgulloso de poder decir que yo pude aplaudir a Richard Wright. Pude darle las gracias, saldar las deudas con él, con esos sublimes instantes que son The Great Gig In The Sky y Us & Them. Pude gozar cuando Gilmour y él tocaron y cantaron la canción Time juntos. Me emocioné cuando el propio Wright cantó Arnold Layne. Y Echoes... Eso ya no podrá volver a suceder nunca más, así que ese momento cobra ahora más magnitud. De hecho es cierto eso que dicen que las cosas se aprecian más con el paso de los años, sobre todo si hablamos de momentos calificados de históricos por un servidor. Precisamente son históricos porque nunca más podrán volver a repetirse. Por eso uno debe gozar de todos los momentos como si fuesen históricos. Y esto se llama apreciar la vida y las cosas que nos brinda. Y, digan lo que digan, los buenos momentos permanecen y los malos los enterramos. Por esto mismo Richard Wright siempre permanecerá en el recuerdo de un servidor.

Gracias, Rick.

Suena: Shine On You Crazy Diamond

domingo, 9 de marzo de 2008

Neil Young | London, 06/03/08

Más de un mes después del último post, muchas cosas que contar pero poco tiempo para explicarlas. Pero hay ciertos acontecimientos que consiguen agrietar las ocupaciones porque, sencillamente, necesitan ser contados. Uno de ellos es el concierto de Neil Young que presencié el pasado dia 6 de marzo en el Hammersmith Apollo de Londres. Encontrar palabras para definir tal evento puede resultar complicado, pero voy a intentarlo y, si necesito inventarme términos lo voy a hacer.

Foto: *hoodrat*

Asistir a un recital de Neil Young era uno de mis sueños y por fin lo vi cumplido. Pero no todo fue tan bien, y la culpa la tuvo esa maldita hot chocolate, que me amargó los momentos antes del concierto y los momentos después. Durante el show mi cuerpo permaneció en stand by, ya que nada podía privarme de disfrutar ese momento tan esperado para mi. El recinto, el Hammersmith Apollo, es sencillamente perfecto. Llegué con mi amigo Pep, recogimos las entradas y nos adentramos en el bar del auditorio a esperar que empezara el concierto. Benditos sofás y bendita la siesta que nos pegamos, aunque como ya he comentado yo no estaba al 100%. Llegó el momento de entrar en la sala y descubrir los encantos de uno de los auditorios más importantes de la ciudad. Estábamos situados en la platea, a unos veinte metros del escenario. Una buena situación para ver a un genio crear obras de arte.

Foto: *hoodrat*

A las 19.30 empezó puntual Pegi Young a tocar. Aproximadamente estuvo 45 minutos cantando country. Estuvo bien, pero la impaciencia de la gente para ver a su marido era palpable. Una pausa y se obró el milagro. Un taburete, unas guitarras rodeándolo, dos pianos, harmónicas y un sintetizador. Y de repente salió un tipo aguantando un lienzo y camuflándose detrás de él... era Neil Young. En ese momento me hice creiente, pues vi que Dios realmente existe y es de carne y hueso. Con la piel de gallina mi ídolo se sentó y atacó con la esperada From Hank To Hendrix. No podía creer lo que estaba viendo, os lo digo de verdad. Y menos pude creerlo cuando el siguiente tema fue mi favorito, Ambulance Blues. Las piernas me temblaban y no era para menos. Imaginaros a Neil Young sentado en un taburete, iluminado por un foco, guitarra en mano, harmónica en boca y cantando esa canción. Hoy sigo sin creer que presencié esos momentos.


A la obra maestra le siguieron Kansas y A Man Needs A Maid, tocada con el primero de los dos pianos y cuyos arreglos orquestrales fueron suplidos de forma magnífica por el sintetizador del maestro Young. Luego vinieron dos puntos fuertes. El primero fue la magnífica interpretación de Harvest y el segundo uno muy esperado para un servidor: After The Gold Rush. No he contado las veces que he cantado esta canción intentando emular a su creador. En ese instante lo tenía delante, frente a su segundo piano, interpretando una pieza magistral de un no menos sublime disco. Las geniales Old King y Love Art Blues hicieron su aparición antes de que el Neil Young tocara tres canciones seguidas del disco Harvest: Heart Of Gold, Out On The Weekend y Old Man. La primera era de esperar que la tocase, pero la segunda fue realmente una sorpresa para mi. Pero mención especial merece la magistral interpretación de esa Old Man. Sólo podía aplaudir y esperar que el genio volviese a escena después de la pausa con su Old Black...

Excitación e impaciencia era lo que sentía justo antes de que las primeras notas de The Loner inundaran mis oídos. Majestuosa y poderosa. Dirty Old Man y Spirit Road, geniales las dos, quedaron eclipsadas por una canción clásica entre clásicas. Por una composición totémica dentro de la discografía del canadiense. Ni más ni menos que Down By The River. Sublime. Consiguió hacerme enloquecer y recordar esas tardes de llúvia escuchando esas fraseos de guitarra y cantando el estribillo con toda mi pasión. Ahora podía hacerlo junto a Él. Pero sin tiempo para recuperarme llegó uno de los mejores momentos de todo el recital: Hey, Hey, My, My (Into de Black). Acojonante, bestial, ruda y agresiva. Una auténtica bacanal de sonido es lo que se marcó el maestro. Un mural sónico de fiereza pura, de aparente descontrol y de no domesticación. Y todo acompañado de ese traje manchado de pintura. Roll Another Number y Oh, Lonesome Me sirvieron de pausa. La segunda cantada con todo el sentimiento, tal como merece una canción de su calibre. La electricidad volvió con The Believer, pero fue con Powderfinger cuando la disfruté más. Una de mis canciones favoritas y la estaba escuchando en directo. ¿Qué más podía pedir? Algo más, sí, como por ejemplo el abrumador final con No Hidden Path.

Foto: *hoodrat*

Todo el Hammersmith de pie para aplaudir a uno de los artistas más importantes del siglo XX. Pero ojo, que la cosa no había terminado ahí... Un bis, sólo un bis, pero menudo bis: ¡Fuckin' Up! Todos levantados, cantando el estribillo y dejando libre nuestro lado más salvaje. Realmente impresionante la despedida brindada a un auténtico genio de la música, a un tipo que ha sabido sobrevivir a todas las épocas con entereza y buen hacer. Le admiro, y desde aqui quiero darle las gracias por ese día. Salí de allí, con mi amigo Pep, con la certeza de haber vivido un momento histórico. Siempre tendré esas sensaciones conmigo. Ahora puedo morir un poco más tranquilo. Y no olvido que Ralph Molina estaba ahí...


¡Keep on rockin' in the free world!

Nota: Las fotos no són mías ya que no pude tomar ninguna en condiciones y no corresponden al mismo concierto al que asistí. Creo que la mayoría són del día antes.



jueves, 17 de enero de 2008

Lugares Míticos | Max's Kansas City


Desde hace unos días no paro de pensar en New York City, una ciudad que me marcó de por vida. Ardo en deseos de volver a pasear por sus calles, de terminar los días con el cuello molido de tanto mirar hacia arriba, de viajar en la red de metro más larga del mundo, de ir a Ellis Island, de volver a subir al Empire State, de contemplarlo desde lo alto del Rockefeller Center y, sobre todo, de volver a impregnarme de la enorme historia musical que alberga. Tengo ganas de volver a estar delante de lo que fue uno de los clubes más importantes del underground newyorkino de finales de los '60: el Max's Kansas City.

Fundado por Mickey Ruskin en diciembre de 1965, en seguida se convirtió en el punto neurálgico de los artistas más vanguardistas de la ciudad, entre ellos Andy Warhol. Y hablar de Andy Warhol es hacerlo de uno de los grupos que lideró el escenario del Max's en esos tiempos: The Velvet Underground. Precisamente allí hicieron su último concierto con Lou Reed, el famoso The Velvet Underground: Live at Max's Kansas City. Por cierto, se comenta que este concierto fue el primer pirata en editarse bajo un sello discográfico, pero yo no lo sé, así que espero que los eruditos puedan sacarme de dudas. En fin, que la historia del Max's la podéis encontrar en la Wikipedia. A mi lo que me interesa es contaros las sensaciones que tuve estando delante del 213 de Park Avenue, o lo que es lo mismo, la Cuarta Avenida. Para seros sinceros me informé poco antes de ir, tan poco que ni siquiera sabía que el club ya no existía. Al principio no vi nada en ese nº 213, así que entramos en un hotel que hay al lado y preguntamos. El tío quiso ayudarnos pero no tenía información. Igual el nº estava equivocado... pero no. Así que volvimos delante y la sorpresa para mi y mis amigos fue encontrar una placa en honor al Max's. Es sólo una placa, sí, pero demuestra que allí hay un pedazo de la história de la música y de la cultura de la ciudad. Me hubiese gustado encontrar lo mismo en el 31 de Tottenham Court Road, en Londres, en el lugar donde estuvo el UFO Club. Pero eso es otra historia...

Allí y no en otro sitio Lou Reed había tocado por última vez con la Velvet Underground. Por esa puerta había entrado Andy Warhol y ahora nosotros estábamos contemplándola. Fue algo realmente emocionante pese al desencanto inicial que provocó la notícia de que el club ya no existía. Otra vez voy a informarme hasta hartarme. La placa que había rezaba lo siguiente:

--Max's Kansas City 1965-1974--

At this site Mickey Ruskin opened his famous restaurant, bar, music venue and hangout, wich Andy Warhol described as "the coming together of Pop Art and Pop Life somewhere between a Viennese coffe house, and artist's salon and an American Bohemia." A natural intersection of art and music, Robert Rauschenberg was a regular, the Velvet Underground Played, and punk was born from performances by The New York Dolls and The Ramones.

Max's Kansas City

Un lugar emotivo que visitar para un melómano, como decenas de otros clubes. Por desgracia hay poco tiempo para visitarlos todos, pero por suerte hay ganas de volver a la Gran Manzana para conocerla mejor, para saciar el mono del miticismo y, como no, para deleitarse con los excelentes Jack Daniel's que preparaba el amigo Bob. New York City is waiting...



jueves, 10 de enero de 2008

Mystic Siva | Mystic Siva (1970)

Aparco por unos momentos las Crónicas Californianas porque siento la terrible necesidad de hablar de un disco, un disco que me absorve hasta dejarme sin aliento. Empiezo el día y lo pongo en el iPod con la opción "repetir" activada, así no parará de sonar hasta que yo tenga bastante, hasta que mi mente esté saciada de psicodelia de la pura. Y por si no tenía bastante hoy mismo me ha llegado a casa la lujosa reedición en cd de tan preciada joya para los oidos. La verdad es que es un digipack con unas tapas duras de verdad. Da gusto abrirlo y poner el disco, y que la música y el arte de unos adolescentes fluya sin restricciones.

Estamos hablando de Mystic Siva, un grupo de Detroit que en 1970 editó uno de los discos más oscuros y buscados para los devoradores de psicodelia americana. Alucino imaginando a Marc Heckert (14 años) tocando su órgano con la inevitable influencia del primer disco de The Doors, a Art Thienel (15 años) marcando las pautas del desarrollo musical con su bajo, a Al Tozzi (15 años) punteando la guitarra de esa manera y dando forma a grandes solos psicodélicos con su guitarra y a Dave Mascarin (15 años) tocando la batería, cantando, escribiendo todas las canciones e ideando el diseño gráfico del disco.

No puedo entender como unos chicos de su edad consiguieron concebir una obra de tal magnitud, que empieza con la poderosa Keeper Of The Keys, un tema que ya nos traza por donde iran los tiros, con una fuerte base de órgano, bajo y batería, y con el potente solo de Tozzi que parece no tener fin. Y dura y dura... y me encanta... desearía que no terminara. Mientras otra guitarra se solapa por debajo creando unas interesantes texturas musicales. Y Mascarin... esa voz no parece la de un chico de 15 años. Y de la catársis psicodélica nos sumergimos en And When You Go, un tranquilo tema dominado por el organillo, una tranquila guitarra y la nostálgica voz de Mascarin. Tranquilo y relajante, recordando aquello que hicieron los dos antes de que ella se fuera. Y como si nada volvemos a la fiesta con Eyes Have Seen Me, cuyo poderoso y pegadizo riff ya forma parte de mi vida. Esta vez Mascarin canta con la ayuda de los coros en alguna frase y con la siempre presente base órgano-guitarra-bajo-percusión. Pero aquí Tozzi utiliza una guitarra más ácida, más acorde con los sonidos lisérgicos californianos. Mientras Mascarin recita cosas sobre ella la banda toca y toca... y grabaron todo el disco en un solo dia.

Tras finalizar de forma súbita el tema entramos en el mundo Doors con Come On Closer. Sin duda alguna Jim Morrison y los suyos están presentes en esta excelente composición de tintes blueseros que nos transporta a Venice Beach tres años antes, cuando Jim & Cia editaron su poderoso disco debut. Es en detalles como Come On Closer cuando queda patente la influencia de una gran banda. Por cierto, sublime final. Sunshine Is Too Long muestra una curiosa percusión y un hermoso ritmo por parte de la guitarra y el órgano. Tozzi se luce una vez más, pero ahora a menos volumen que las otras veces, con un solo marca de la casa. No sé yo pero ese ritmo con la guitarra me recuerda a Jimi Hendrix... Y llegamos a uno de los puntos álgidos del disco: Spinning A Spell, una lisérgica composición que adquiere más potencia conforme van pasando los minutos. Los Doors, otra vez los Doors... pero esta vez con la inclusión de un acurado solo de guitarra, que entra demoledor, como una hacha partiendo un trozo de madera. Un solo de heavy psychedelia, eso es. Grandioso tema para cerrar la primera cara del disco.

Y una vez le damos la vuelta al plástico nos encontramos con Supernatural Mind y su tétrico inicio, para luego desembocar en un mural sónico de lo más agradable. El órgano de Heckert no para, no para... Y Mascarin en el estribillo marca la pauta para que Tozzi entre avasallador, devastador y demoledor. Me pongo de rodillas ahora mismo para idolatrar lo que suena: psicodelia, psicodelia y más psicodelia. Sin duda uno de los mejores cortes del disco. Find Out Why es otro tranquilo y melancólico tema para tirarse en el sofá y recordar aquellos maravillosos años. Un poco de suavidad no viene nada mal, escuchando el desarrollo organístico, sobre todo para encarar Magic Luv, una auténtica bomba de relojería. Mascarin se sale, al igual que sus colegas. Se me estremece la piel cuando escucho el macabro estribillo, para dejar paso a unos ácidos y blueseros punteos de guitarra. Hipnótico y alucinante tema. Touch The Sky empieza con un agradable ritmo que deriva en otro solo de Tozzi, esta vez también a menos volumen, así que podemos apreciar el trabajo del resto de músicos con más claridad. Pero que queréis que os diga, a mi me mola cuando el tio graba alto. Y finaliza el disco con una de las composiciones más desarrolladas instrumentalmente: In A Room. La intro de la canción es acurada y realmente nos prepara para lo que va a venir después, un grito de Mascarin que deriva en algo parecido a un pato (quizás escuchó algo de Syd Barrett antes), para luego recitar y recitar con una potente base rítmica de trasfondo. A destacar el perpetuo órgano de Heckert en conjunción con la guitarra de Tozzi. Pero no nos olvidemos de Thienel y su bajo, que durante todo el disco arropa los dos instrumentos estrella. Y ahora aullidos... Syd Barrett está presente... who are you?! Tétrico final para un disco sublime.

Este es un trabajo ineludible para los amantes de la psicodelia americana y los aficionados a la música en general. Una autentica obra maestra que, de haber sido grabada en condiciones, sería más y más espectacular. Los propios Mystic Siva reconocen que la mezcla final no les terminó de contentar, ya que en el estudio donde grabaron el rock no era una de sus especialidades... No obstante les salió un disco redondo y que podéis descargar en el siguiente link, gentileza de ChrisGoesRocks

Mystic Siva | Mystic Siva (1970)

martes, 16 de octubre de 2007

Random Songs | Entrega 5

Por fin tengo tiempo y ganas de volver. Con las vacaciones ya en mente mis días actuales pasan volando y no encontraba el momento de regresar a la blogosfera con nuevas cosas que ofrecer. Pero hoy ha sido distinto: tiempo y un ordenador con conexión a internet. Se ve que el vecino de arriba, por fin para su bien, ha decidido proteger la clave de acceso a su módem, privándonos de su excelente conexión que tantas horas de placer nos proporcionó. Por suerte las baterías del iPod no dependen de nadie más que de mi, y debo tenerlas bien cargadas para volver a cruzar el Atlántico con destino una costa del pacífico. The West Coast Experience está a punto de suceder, de inundar mis venas y mis pensamientos para siempre. Pero mientras dejemos que la cosa fluya a su manera, de forma totalmente aleatoria...

Blues On The Ceiling. Fred Neil. Una pequeña maravilla de poco más de dos minutos a cargo de uno de los cantautores más olvidados, junto a Tim Hardin, del pasado siglo XX. Dos guitarras contrapuestas y la voz de Neil hacen de esta pieza un tema agradable y enternecedor, ideal para esos ratos de soledad buscada que todos tenemos. Quiero estar solo sí, pero con este blues, con esta voz y con esta sinceridad. En 1965 esto sonaba en los tocadiscos de las gasolineras de carretera, dentro de un disco titulado Bleecker & MacDougal. En este mismo disco hay otro tema, titulado A Little Bit Of Rain, que es una auténtica gozada. Son las dos perlas de un excelente trabajo, al menos para mi gusto, que uno debería saborear con tranquilidad.

I Can Never Take Your Dreams Away. Peacepipe. Mi canción favorita del momento y mi fiel amigo me la ofrece. Ese inicio con el piano y la voz nos prepara para lo que va a venir, un mural sónico de rock progresivo procedente de la West Coast a cargo de un grupo al que el calificativo de desconocido se le queda corto. En 1970 surgía su disco homónimo que contenía este tema, melancólico a ratos, abrumador a otros pero siempre intenso y magistral. Tanto el piano como esa guitarra progresiva consiguen ponerme la piel de gallina. Pero por sobre de todo este disco merece un post especial, una reivindicación pública que haga entender a todos que es una obra maestra absoluta de cabo a rabo. Y esos redobles de batería... y ese final... buff, estoy en trance...

Hangin' Round. Lou Reed. Hace poco que este genio desempolvó en directo su obra maestra Berlin, objeto de de un genial post del amigo Red River. Pero antes de Berlin sacó su monumental Transformer, que contenía el tema que ahora mismo funde mis tímpanos. Rock made in Lou Reed en estado puro pero sin los lisérgicos momentos de su pasado en la Velvet, pues ahora es el glam lo marca directrices en la vida del genio de New York. Y en parte gracias a la mano de David Bowie. Y la verdad es que Hangin' Round suena a eso, a Bowie... Por cierto, corre por ahí una versión acústica del tema que es acojonante.


Since I Met Her. Mendelbaum. Más grupos de la West Coast. Y más calidad sobrehumana. Con toques en los coros que recuerdan a CSN&Y, este grupo de rock americano consigue fusionar las armonías vocales con una impecable base rítmica de bajo y batería. Y todo bajo el manto de la lisergia americana del momento y de San Francisco en particular, ciudad natal de este fantástico grupo musical. Tengo entendido que esta canción es sólo una demo, como las restantes que conforman un conjunto de grabaciones de estudio que se editaron junto a un concierto. Así que podemos tener esta gema de San Francisco en un doble cd. Espero que en la Amoeba de la ciudad de los hippies lo tengan, si no mi viaje puede quedarse sin justificación... uno debe aprobechar que el dólar está bajo, ¿no? Una última cosa: Si podéis haceros con las grabaciones de Mendelbaum. Para mi se han convertido ya en uno de los mejores grupos de la costa oeste que he escuchado, junto con Peacepipe.

Let Go. Elliott Murphy. Y de San Francisco pillamos el avión y hacemos un salto hasta New York City, ciudad natal de un genio oculto y que ahora reside en París. Elliott Murphy sabe transmitir lo que quiere mediente sus composiciones, geniales canciones que hablan sobre la vida, los hombres, las mujeres, las situaciones a los que hemos de enfrentarnos... Y en Just A Story From America, de 1976, encontramos esta excelenta composición llena de melancolía y sensibilidad. Un artista de cabo a rabo que de forma incomprensible no goza de una popularidad ya no digo notória, pero si al menos de decir "¿Elliott Murphy? Me suena..." De todos modos y, al fin y al cabo, él no necesita ser famoso para vivir bien, debe tener suficiente con que un tipo perdido en el mundo se estremezca con un tema suyo como ahora mismo estoy haciendo yo.

martes, 18 de septiembre de 2007

Lugares Míticos | CBGB & OMFUG

Diciembre de 1973. Hilly Kristal abre el CBGB & OMFUG, cuyas siglas significan Country BlueGrass Blues & Other Music For Uplifting Gormandizers. El resto es historia: Ramones, Talking Heads, Television, Blondie, Johnny Thunders & The Heartbreakers, Patti Smith... todos ellos tuvieron su oportunidad gracias al club situado en el 315 de la calle Bowery, en el Lower East Side de Manhattan, en New York City.

Reconozco que visitar el CBGB, o lo que queda de él, era una de mis principales motivaciones para viajar a la ciudad de los rascacielos. La andadura del local terminó el 15 de octubre pasado, con un concierto de despedida a cargo de Patti Smith, uno de los grandes talentos surgidos de ese pequeño escenario. Pensé en ese día, en lo que significó para tanta gente, pero sobre todo en lo que significó para la historia de la música. El punk, propiamente dicho, nació detrás de esa persiana que ahora custodia lo que fue, probablemente, el club underground más importante del mundo en su época. En mi ejercicio de retrospección vi a los Ramones hacerse esa famosa foto junto a la farola de al lado, vi a Tom Verlain entrar con su guitarra, vi a Patti Smith convertirse en la musa punk del momento...

Los latidos se hacían cada vez más fuertes a medida que me acercaba a la calle Bowery. Venía, junto a mis amigos, de visitar Little Italy pero no conseguí ni un segundo quitarme de la mente lo que había de realmente importante para mi en esa zona: la meca del punk. Bajando por Broome St. empecé a notar que realmente estaba allí, de que no vivía en un sueño. Y cuando vi la señal de intersección de Broome St. con Bowery... Total, que mientras andaba por la calle del mitico establecimiento a fin de divisarlo intenté imaginar cómo sería eso a mediados de los '70. Ahora ya prácticamente no quedan locales undergrounds, pero sí algún que otro garito friky.

Allí estaba, sólo debía cruzar la calle. Lo vi. El CBGB estaba a un tiro de piedra. Por fin delante y a disfrutar del momento, aunque me dio un poco de pena el estado desolador en el que se encontraba. El mítico cartel ya no existe ni en pintura. Ni la tienda de al lado. Es triste que lo único que sobreviva sea precisamente la tienda, que ahora se ha trasladado a la calle St. Marks. EL CBGB es, hoy en día, una marca, un logotipo que vende camisetas y camisetas. Claro que yo y mis colegas fuimos a la nueva tienda y nos compramos recuerdos, y no niego que gracias a ello tengo objetos que me permiten remontarme antaño, cuando el club era el centro neurálgico del underground newyorkino de los '70, pero me entristece ver la realidad y darme cuenta de que ya no existe, de que pronto alguien alquilará o comprará el local del 315 de Bowery y montará una tienda de ropa de marca o una cafetería de moda.

Y por si fuera poco hace unos días Hilly Kristal nos dejaba, como Jimi Hendrix lo hizo hoy hace 37 años. El bueno de Kristal tenía en mente trasladar el local pieza a pieza a Las Vegas, cosa que al menos él ya no podrá hacer. Pero lo que uno puede hacer es pinchar ese sublime Marquee Moon, o ese primer disco de unos chicos de Queens, o el L.A.M.F, o el Horses,... Este es el legado que Kristal y su local nos dejaron, un puñado de grupos que cambiaron el rumbo de la música para siempre.

¡CBGB & OMFUG forever!

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Random Songs | Entrega 4

El verano termina, y con él la vuelta a los humos de la ciudad, a su estrés y a su ruido. Así que ¿qué mejor que recuperar viejas costumbres y poner el aleatorio de mi fiel amigo? Gracias a él los viajes en metro se convierten en placer y los paseos por la urbe en un conjunto de imágenes animadas al son de la música. Hoy precisamente el metro me ha pasado volando gracias a él y a una guía de San Francisco...

I Don't Wanna Walk Around With You. Ramones. De mi reciente visita a NYC tengo muchas sensaciones, pero con especial cariño conservo las producidas cuando estuve delate de lo que fue el CBGB, al que le debo un post especial. Pensé que por esa puerta habían entrado, entro otros, los Ramones para interpretar temas como el que nos ocupa, una sensacional carta de presentación para definir lo que es el punk newyorkino. Joey Ramone repitiendo una y otra vez el título de la canción es algo que me hipnotiza. I Don't Wanna Walk Around With You uuu! En apenas 1 minuto y 43 segundos el grupo bandera del punk consigue transmitir toda la energía que llevaba dentro. Todo un clásico de su primer disco, esa gran obra maestra aparecida en 1976.

Paradise By The Dashboard Light. Meat Loaf. De su aclamado Bat Out Of Hell de 1977 nos llega este poderoso tema. Un potente diálogo y unos apoteósicos coros son el anzuelo para que nos viciemos a él. Con una rotunda base rítmica en la que destaca el piano, el tema es un rock 'n' roll frenético y desenfadado, ideal para poner antes de un gran acontecimiento a fin de crear expectación. Es posible que en Estados Unidos alguien se lo ponga antes de ver un partido de baseball, haciendo honor al trozo donde un locutor del deporte de las bases da su punto de vista sobre ciertos aspectos de un partido... y luego vuelve el tema de forma brutal, con esa chica acompañada de una guitarra y un piano... Hace tiempo vi un vídeo de esta canción y cuando habla el locutor el pedazo de carne y la chica se funden en un beso made in Hollywood. Si es que es Meat Loaf, qué esperábais!

Travelin' Band. Creedence Clearwater Revival. Lección a cargo de esta legendaria banda sobre cómo hacer R&R de pura cepa. Brutal sección rítmica acompañando al gran Fogerty, cantando con más ímpetu que nunca. Y se agradece ver ahora a Fogerty cantar este tema 37 años después con la misma pasión. A destacar el principio, Seven thirty seven comin out of the sky. Oh! wont you take me down to memphis on a midnight ride, I wanna move! No encuentro manera de empezar una canción con más potencia vocal. Y ahora confesad, ¿cuántas veces os habéis puesto delante del espejo y habéis imaginado que soys vosotros/as los que cantáis esta canción? No no, yo tampoco lo he probado...

So Long, Marianne. Leonard Cohen. Estoy literalmente enganchado a la mágia de esta canción. Y por lo que he visto el random lo sabe y ahora mismo me estoy deleitando con ella. Se comenta que el gran maestro canadiense inmortaliza aquí los últimos momentos de su relación con Marianne Jensen. Gracias por dejarlo con ella, genio, así ahora puedo notar como se me estremece la piel cuando cantas Oh, you are really such a pretty one. I see you've gone and changed your name again. And just when I climbed this whole mountainside, to wash my eyelids in the rain! Grande entre grandes, así puedo comparar este corte del primer disco de Leonard Cohen con el resto de temas que lo componen. 40 años después y como si nada...

Cowgirl In The Sand. Neil Young & Crazy Horse. Catársis musical de 16 minutos grabada en el Fillmore East de New York en 1970. Gracias a que el Tito Neil ha decidido desempolvar sus jugosos archivos podemos gozar de esta versión del tema aparecido antes en el disco Everybody Knows This Is Nowhere. El jefe no tiene prisa para terminar la canción y eso se nota cuando uno cierra los ojos y se dedica a dejarse llevar por el poderío eléctrico de la banda. Y pensar que el Live At The Fillmore East (volúmen 2), junto con el Live At Massey Hall (volúmen 3), son un adelanto de lo que nos espera hace que me ponga a temblar pensando el anelado volúmen 1, una mega caja con ocho discos, dvds, un libro... Hello Cowgirl In The Sand!

martes, 31 de julio de 2007

The Golden Dawn | Power Plant (1968)

Este disco demuestra que en Texas, a finales de los '60, no todo eran los 13th Floor Elevators. Ellos eran la punta de la lanza y los más influyentes en, por ejemplo, grupos como The Golden Dawn, lejendaria formación de la tierra de los vaqueros. Y más cuando según All Music George Kinney, alma de The Golden Dawn, tocó con Roky Erickson en un grupo antes de la formación de los Elevators. Así que gracias a los 13th Floor Elevators y su sublime primer disco podemos disfrutar de gemas ocultas como este Power Plant.

Y ¿qué se puede decir de este trabajo? Primero que por su calidad no se entiende que no sea un disco de referencia, como tantos otros geniales discos, de hecho. A mi me suena a una evolución del garage más primitivo hacia un sonido más nítido con geniales melodías, pero sin dejar de lado ese sonido rasgado y rudo que caracteriza al género. El hipnótico inicio de Evolution, con esas campanillas y su dinamismo, junto con el pegadizo estribillo, logran enganchar. Luego encontramos una canción lenta, This Way Please, donde la voz de Kinney se entremezcla con los coros y con esa guitarra ritmica. Un tema excelente, de los mejores del disco. ¿Y qué podemos esperar después de empezar con ímpetu y seguir con un poco de tranquilidad? Pues Starvation, cuyo riff inicial es ya un clásico en mis oídos. Mi canción favorita del disco, sin lugar a dudas, y con solo de guitarra incluido. I'll Be Around es el tema de la harmónica. A la clásica guitarra punteando con frenesí, a la base rítmica siempre constante y a la excelente voz de Kinney, aquí cantando con auténtica pasión, debemos añadirle este simple pero grande instrumento, que logra agrandar un, ya de por sí, excelente corte garagero. Seeing Is Believing es una amena pieza en la onda de las demás, con un bonito estribillo cantado a coro al que yo me uno en estos momentos...

Y empezamos la cara B con un riff que me recuerda a The Beatles. Pero en seguida queda patente que nos encontramos en Texas y que el garage es la estrella. My Time es un tema magnífico, donde la voz de Kinney perdura en el tiempo con el efecto eco en determinados momentos. Pero esa guitarra... sí sí, pedía paso y tiene su momento de gloria con un minisolo simple pero poderoso. Una canción para quitarse el sombrero. La base rítmica es la protagonista en el inicio de A Nice Surprise, que contrariando a su título no sorprende para nada porque sigue fiel al estilo del disco. Every Day sí sorprende, primero por su base rítmica y segundo por cómo Kinney se amolda para conformar la pieza más pop del disco, con acercamientos baladísticos en algunos momentos, pero no dejan de ser eso, acercamientos que luego derivan a la psicodélia más americana con guiños hindús... o hacia los Beatles, quien sabe. Tell Me Why es otra magnífica canción, donde los coros tienen una gran presencia, así como los efectos producidos por elementos extraños, que entran en el tema para dotarlo de una aureola casi mística. Y con Reaching Out To You llegamos al final, un final hermoso y que corta con lo que es el disco en su conjunto. Es un tema que no se parece en nada a lo que se ha escuchado en el resto de la grabación y, sin duda, suena a despedida con ese I go... I go...

Un grupo, un excelente álbum. Es una joya más de las muchas que nos dejó una época dorada. A opinión personal creo que escucharlo es una cita ineludible para cualquier amante de la música americana de finales de los '60. Extrañamente ignorado pero amablemente cuidado nos llega a los oídos para que lo disfrutemos y sepamos apreciar.

Descarga: The Golden Dawn - Power Plant (1968)

lunes, 4 de junio de 2007

Lugares míticos | Abbey Road





The Beatles están de moda. Es que 40 años son 40 años. El Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band está de aniversario y desde aquí le deseo 40 años más (y cuantos más mejor) de plenitud. Pero este no es un artículo sobre el disco, de eso se encargaron con maestría mis colegas de Blogin' in the Wind. Esto es un homenaje a su madre, a la madre que lo parió, así como a muchos otros hijos míticos que me han hecho disfrutar durante muchos momentos: los estudios de Abbey Road.

Estar delante de la puerta principal y pensar que por ella han entrado grandes nombres de la música me dejó mudo. Con sólo imaginar en The Beatles y Pink Floyd grabando allí conseguí teletransportarme en el tiempo. Y nombrar Pink Floyd y Abbey Road a la par hace ineludible pensar en The Dark Side Of The Moon, uno de mis discos favoritos, una de las obras maestras que salíó de allí.



Creados en 1931 por la EMI, los estudios están situados en el distrito de St. John Wood, en Londres. Para llegar basta con bajar en la parada de metro St. John Wood. Es una zona tranquila, residencial, pero acostumbrada a los típicos visitantes que se hacen la foto de rigor en el paso de zebra, memorable por la portada del disco Abbey Road de The Beatles. Nosotros no fuimos una excepción y nos la hicimos, incluso uno se descalzó para emular al bueno de Paul. Por cierto, ¿está muerto? El debate se lo dejo para número 9 y su fantástico artículo al respecto.



Memorabilia de The Beatles en mano dejamos el lugar, aún pensando en lo que vivimos la noche anterior en el Hyde Park. Fue un binomio increible, ya que visitar Abbey Road con las sensaciones posteriores al Live 8 es algo que creo que nunca más volveré a sentir. Por cierto, este año los estudios verán como otro de sus hijos cumple también 40 años: The Pipper At The Gates Of Dawn de unos primerizos Pink Floyd con Syd Barrett como líder. Pero eso será en agosto, ahora soplemos las velas del Sgt. Pepper.

Suena: Lovely Rita - The Beatles