Crónicas Americanas '23 | Día 1 - Chicago
Siempre hay viajes, destinos y recorridos que cercan nuestra mente durante años. Lugares a los que sabes que una vez en la vida tienes que visitar, que tienes que ver por ti mismo o, sencillamente, saber lo que se siente al recorrer un trayecto que tantas y tantas veces has visto des de Google Maps. Son lugares y carreteras que mitificamos, que imaginamos alguna vez en recorrerlas para llegar al punto soñado. Y llega un día, ese día, cuando se alinean los astros y dices “ahora” y le das al click para comprar el billete de avión. Es un momento mágico porque sabes que no hay vuelta atrás; sabes que vas a ir; sabes que vas a disfrutar descubriendo in situ eso que antes era solo una posibilidad.
Si hablamos ya en el
terreno más personal, para un servidor la mayoría de estos destinos se
encuentran en Estados Unidos. Gracias a películas, música o, simplemente a la
mitomanía general, Estados Unidos es un país que a parte de ser enorme ofrece
una variedad increíble de sitios para todos los gustos. Si te gustan las
ciudades tienes ladrillo y hormigón; si te gusta la naturaleza tienes parajes naturales
únicos; si te gusta la historia tienes sitios clave; si te gusta el cine tienes
enclaves icónicos inmortalizados en la gran pantalla; si te gusta la literatura
lo mismo; si te gusta la música… en fin, pues ya me entendéis. Cierto que hay
personas a las que la cultura yankee no les gusta y yo lo respeto, pero a los
que nos gusta Estados Unidos como destino turístico-vacacional es un sitio donde
cada vez que vamos nos damos cuenta de lo que nos falta por descubrir.
Entre el 2007, año de las primeras y únicas crónicas americanas publicadas aquí y el 2023, año de mi última visita
al país he ido dos veces más (2019 y 2011), pero he decidido publicar mi última
visita y seguir hacia atrás. Prefiero ir publicando las últimas crónicas porque
son las que tengo más recientes y donde puedo dar más detalles (relevantes o
no). Así que nada, espero que a quien aparezca por aquí y le interese el tema
encuentre algo de su interés y si no que pase un rato ameno y entretenido.
Muchas cosas han cambiado desde las primeras narraciones que hice, pero lo que no ha cambiado es la buena y fiel compañía de Àlex. Sí, de los siete integrantes que llegamos a ser en 2011, en 2023 solo sobrevivimos dos. Viajar con un grupo amplio o reducido tiene sus ventajas e inconvenientes. Cuanta más gente tenga el grupo más difícil es moverlo, así que menos cosas vas a ver, pero por el contrario cuantas más personas haya mejor te lo vas a pasar en el aspecto de que cada uno aporta algo al grupo, hablando en términos de conversación, anécdotas, risas… No es ni mejor ni peor, pero sí que viajando solo dos personas puedes plantear un viaje más a saco en el aspecto de ver sitios y no parar.
Las mitiquísimas vías alzadas del metro de Chicago |
Vamos al ajo entonces y aterrizamos el día 1 en Chicago. Como es costumbre Estados Unidos nos recibe con una cola interminable en el control de inmigración, así que toca pasar por el tubo. En mi experiencia viajando a USA prefiero evitar pillar vuelos de conexión dentro del mismo país, a menos que tengas muchas horas de espera, porque nunca sabes lo que se va a demorar el control de entrada al país y vale más prevenir que curar. Prefiero hacer el vuelo de conexión en Europa y volar directamente a la ciudad de USA que me interese, si existe esa posibilidad. Así que nada, llegada a Chicago con un jet lag terrible y llegada al hotel en el downtown, tiempo justo para dejar bártulos y a la calle que tenemos hambre… Y qué haces si tienes hambre y eres turista recién aterrizado en Chicago? Comer una auténtica deep dish pizza, como no. Así que de camino al Giordano’s quedamos alucinados con la ciudad,que nos recibe con esos modernos rascacielos y esa vibra que solo una mega urbe como Chicago puede tener. Pero lo gordo de la noche no fueron los edificios; lo gordo de la noche fue la deep dish…
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El pitbull de las pizzas |
La foto habla por si sola, pero cuando os digo que la pizza es bestial debéis creerme. Recuerdo que le dije a Àlex que pillásemos una talla S para los dos, porque había leído que eran grandes, pero él me dijo “talla M, talla M, que tengo hambre”. No se le puede llevar la contra a ese señor en temas de comida así que M al canto y primer mastodonte gastronómico del viaje. Es brutal. Es como un tipo de masa en forma de tartaleta gigante que se dedican a rellenar de ingredientes poniendo el queso (mucho) al fondo. Nosotros pillamos la BBQ y estaba de muerte. Cierto que a veces en sitios así tan famosos siempre entras con la duda de si la fama que tienen se la han ganado o la han mitificado… pues en el Giordano’s podéis estar tranquilos: fama merecida porque esa pizza estaba buenísima. Eso sí, a la mañana siguiente no hay quien coma porque la sensación de estar lleno a mi me duró hasta el mediodía… ¿Y luego? Pués después de semejante diplodocus queso-cárnico no te queda otra que salir a pasear un poco, aunque yo me durmiera de pie debido al cansancio acumulado. Vueltecita rápida al Chicago Riverwalk y camino del hotel para descansar porque nos esperaban muchos días de tralla de la buena.