miércoles, 24 de octubre de 2012

Lugares Míticos | 96 & 98, St. Marks Place

Hay muchos lugares de peregrinage para los amantes del rock, pero no cabe duda de que un buen puñado de ellos se encuentran en la ciudad de los rascacielos; en la ciudad donde todo es grande; en la ciudad donde sale humo a través del asfalto, en la ciudad que no duerme... sí señores, estamos hablando de New York City.

He estado dos veces en la Gran Manzana y seguro que no serán las últimas, os lo juro. Pasear por sus calles y embriagarme de lo que allí se respira es algo que no se puede describir, y más cuando paseas por el genial  East Village y el Lower East Side, dos lugares por los que perderse y descubrir, salvando las distancias, lo que sentían los músicos de rock en los apasionantes años '60 y '70. Una de las calles de referencia del East Village es la St. Marks Place, un lugar donde uno puede teletransportarse hacia aquellos maravillosos tiempos, donde la efervescencia musical de New York era más patente que nunca. Andando por esta calle podemos embobarnos con cualquiera de sus particulares edificios, pero hoy nos detendremos en los números 96 & 98, destino del lugar mítico que hoy quiero mostraros.


96 & 98, St. Marks Place es famoso por dos cosas que todo amanate del rock debe o debería saber. En primer lugar porque se trata del edificio de la portada del disco "Physical Graffiti" de Led Zeppelin y, en segundo lugar, porque en él se grabó el videoclip de los Stones de "Waiting on a Friend". El sitio en cuestión es realmente especial si uno es consciente de lo que allí ha pasado, como por ejemplo ver esas mismas escaleras donde estaba sentado el mismísimo Mick Jagger. Debo reconocer que yo también me senté a esperar a mis amigos  que venían detrás...


Para llegar al 96 & 98 lo ideal es venir andando desde la calle Bowery, famosa por muchas cosas también, como por ejemplo albergar el mítico club CBGB. Debo mencionar que en el 2007, cuando visité NYC por primera vez, el CBGB estaba cerrado y el local vacío. Pués bien, esta vez pude entrar en la leyenda ya que Varvatos lo convirtió en una tienda. Ha mantenido toda la esencia del local, el escenario, las paredes... y el WC. Puedo decir que oriné en el CBGB y que fué la mejor meada de mi vida. Bueno, así que siguiendo por la calle Bowery llegamos a St. Marks Place y lo primero que vemos es el histórico hotel de mismo nombre. Andamos a lo largo de la calle, pasamos el 96 & 98 y, al llegar al final encontramos un parque, giramos a la derecha y agudizamos la vista: encontramos el famoso graffiti dedicado a Joe Strummer. Rock y más rock, por todas partes. Callejear y callejear, ese es el espíritu que nos hace indomables.

The Velvet Underground - Loaded 



lunes, 22 de octubre de 2012

Grateful Dead | Workingman's Dead (1970)

Welcome my son, welcome to the machine... 

Hoy es uno de esos días que creí que jamás llegaría. Por fin, después de tres años, he reunido las suficientes fuerzas como para volver a escribir y reabrir este lugar con ilusión, algo fundamental en todo lo que se hace. Hace tiempo que cada día tengo más la necesidad de compartir, ya sea un disco o un viaje, y más cuando veo que aún hay gente que se toma la molestia de escribir de forma altruista para otros sin pedir nada a cambio. Bueno, dejémonos de divagaciones y vayamos al tajo con el disco elegido para el resurgir de este blog, tu blog: Workingman's Dead.



Mucho se ha escrito de este disco y de su hermano, American Beauty, pero todo lo que se haya dicho parece poco porque nos encontramos delante de una auténtica obra maestra. Los Grateful Dead nos deleitan con un majestuoso trazado de lo que debe ser un disco basado en las raíces musicales, en el auténtico sonido americano dedicado al hombre trabajador. Olvidaros de sus totémicas jams en directo y dadle al play para que Uncle John's Band haga su entrada. Hermosas harmonías vocales herencia de CSN&Y deleitan los oídos. Un tema convertido en un clásico de la banda desde el día en que salió. De la alegría y optimismo que sugiere el primer tema desembarcamos en High Time, una pieza melancólica que suena, por qué no decirlo, de puta madre. Sin querer nos encontramos con Dire Wolf, otra pieza sublime donde se aprecia la calidad de los componentes de la banda, con ese slide que recorre la canción sin obstruir pero sin enmascarar la melodía. Estamos en medio del oeste, chicos, un lugar caluroso donde la gente pasa el rato en el porcho de su casa, con su sombrero en la cabeza y los pies estirados en la barandilla mientras las notas de New Speedway Boogie se dejan notar. Sólo falta un buen trago del amigo Jack para besar el cielo...

Cumberland Blues es un tema tan acelerado... o mejor dicho: sublime. Las harmonías vocales llegan a su nivel máximo en una pieza que si te has levantado con el pie izquierdo te endereza el día con sólo escucharla. Menudo temazo. Bueno, y para contrastar con la fogosidad de Cumberland Blues nos topamos de morros con Black Peter, un tema melancólico que honra a esos primeros cantantes de blues del Mississipi, que encontraron en la música una vía para escapar de esa miserable vida. Esos sí que eran verdaderos Workingmans. Un redoble de batería nos adentra en Easy Wind, un blues de la vieja escuela que me encanta porque tiene todo lo que me gusta: solo de guitarra, solo de harmónica y un final lisérgico. Casey Jones, otro clásico de la banda, cierra el disco. Un tema claro, conciso y directo cuyo estribillo invita a ser tarareado una y otra vez.

Workingman's Dead es una auténtica maravilla de disco, un indispensable que no debe faltar en cualquier buena colección musical. Grateful Dead desgrana uno a uno los secretos de la música americana y nos los presenta de la mejor manera posible. No hace falta entrenar los oídos para lo que vamos a escuchar; nos lo ponen tan fácil que sólo debemos disfrutar. Imprescindible es poco.