martes, 18 de marzo de 2008

Crónicas Californianas | Día 5

Aún tengo resaca de mi último viaje a Londres, una ciudad que me tiene el corazón robado. Pero antes de contar las cosas que visité esta vez, creo que debo terminar lo empezado y seguir contando lo que dio de sí el viaje por tierras californianas, que fué mucho. Y sólo estamos a la mitad del viaje... aunque por suerte las cosas permanecen imborrables en mi retina y en los miles de fotografías que realicé, que ahora mismo són el hilo conductor de la narración de este viaje. Así que levantémonos por la mañana y visitemos, de una vez por todas, Hollywood Boulevard.

Pues eso, que la archifamosa calle fué lo que visitamos por la mañana que, una vez más, nos obsequió con ese color gris tan característico. Lo primero que vimos y reconocimos fué la Capitol Records Tower, construida en 1942. Mítico edificio, sin lugar a dudas. Iniciamos luego el inevitable paseo por el Walk Of Fame que, digan lo que digan, tiene más fama que belleza. Hollywood Boulevard es una calle normal, pero que en cada una de las dos aceras hay estrellas incrustadas. Por lo demás no tiene nada que ofrecer, pero es un lugar que uno no puede dejar pasar si va a L.A. Además, muchos tramos de la calle están en obras o muy dejados... eso sí, cuando nos acercamos al Kodak Theatre la cosa se arregla un poco. Precisamente en el mirador del teatro que alberga la ceremonia de los Oscar podemos divisar, por vez primera, el Hollywood Sign al natural. Está lejos, sí, pero se ve y tenemos suficiente. Inevitable también es la visita frente al Chinese Theatre, donde los grandes del cine dejaron sus huellas para siempre.

Kodack Theatre

Después nos encaminamos hacia la meca de los melómanos: Amoeba Music. Situada en el 6400 de Sunset Boulevard, la más reciente Amoeba es la tienda de música independiente más grande del mundo. Os juro que cuando entré por esa puerta me quedé acojonado. Miles y miles de discos a la disposición del cliente. Y vamos, un mercado de segunda mano realmente increible. Allí perdí el norte y me dejé llevar por los impulsos, así que en pocos minutos tenía las manos llenas de discos. El control ya no formaba parte de mi persona y yo era consciente de eso, pero me gustaba. Era un animal de consumo impulsivo. Y todo en dólares, claro... Recuerdo que el tío que me cobró me preguntó el por qué de mi compra y todo, y me dio pegatinas, chapas e imanes a expresa petición mía (con Unai como traductor). Amoeba is my love.

Amoeba Music

Lo siguiente que hicimos fué deleitarnos con una sugerente hamburguesa en el Hooters de Hollywood, a fin de tomar fuerzas para encarar nuestras últimas horas en L.A. con garantías. Con un radiante sol que nos ayudó a rebajar nuestros estómagos made in Hooters y alguna que otra calentura con las chicas del local, nos encaminamos hacia el Hollywood Forever Cementery a fin de contemplar la tumba de Johnny Ramone. Impresionante, no puedo decir más. Más solos que la una pero con esa estatua del guitarrista custodiando sus restos para la eternidad al lado de un pequeño lago. Por mis adentros tarareé canciones de los Ramones y recordé estando en NYC las sensaciones frente lo que fué el CBGB. No pude más que darle las gracias por los buenos momentos que he pasado escuchando sus canciones antes de volver a subir a la furgoneta y encaminarme, con mis colegas, hacia Beverly Hills.

Johnny Ramone's Grave

De mansiones vimos pocas, pero para decir la verdad no vimos nada devido a los muros que las protegen. La única que vimos un poco fué una que se utilizó en El Padrino. Incluso estuvimos delante de la supuesta mansión Playboy, y digo supuesta ya que ningún cartel así lo indicaba. Después decidimos visitar dos de los clubes más emblemáticos e importantes de L.A: el Roxy y el Whisky A Go Go. Con sus características luces la mitomanía se plantó ante nosotros. Grupos como los Doors, Buffalo Springfield o Love empezaron en el Whisky. Y en frente la Hustler Hollywood Store, conocida en nuestro círculo de amistades como Amoeba Àlex. Una vueltecita a fin de contemplar las delicatesens del lugar, un refresco y carretera y manta.

Esa noche terminamos durmiendo en Victorville, en un cómodo hotel. Pero no todo fué tan fácil, pues en el primer motel que miramos tuvimos un problemilla con el propietario hindú. Después de ver las habitaciones y el olor que desprenían decidimos buscar otra cosa y el tio se cabreó. What's the problem? fué lo que más repitió de mala manera, enfurecido junto a su mujer. Nos dijo que si decíamos que no y volvíamos más tarde ya no nos daría las habitaciones. Suerte que no sacó el rifle... Así que nada, ya con un hotel en condiciones decidimos olvidar el percance con el hombre bebiendo alcohol y poniendo canciones en un jukebox. La verdad es que ese garito no estaba nada mal, y una de las camareras menos aún.

Jack Daniel's

domingo, 9 de marzo de 2008

Neil Young | London, 06/03/08

Más de un mes después del último post, muchas cosas que contar pero poco tiempo para explicarlas. Pero hay ciertos acontecimientos que consiguen agrietar las ocupaciones porque, sencillamente, necesitan ser contados. Uno de ellos es el concierto de Neil Young que presencié el pasado dia 6 de marzo en el Hammersmith Apollo de Londres. Encontrar palabras para definir tal evento puede resultar complicado, pero voy a intentarlo y, si necesito inventarme términos lo voy a hacer.

Foto: *hoodrat*

Asistir a un recital de Neil Young era uno de mis sueños y por fin lo vi cumplido. Pero no todo fue tan bien, y la culpa la tuvo esa maldita hot chocolate, que me amargó los momentos antes del concierto y los momentos después. Durante el show mi cuerpo permaneció en stand by, ya que nada podía privarme de disfrutar ese momento tan esperado para mi. El recinto, el Hammersmith Apollo, es sencillamente perfecto. Llegué con mi amigo Pep, recogimos las entradas y nos adentramos en el bar del auditorio a esperar que empezara el concierto. Benditos sofás y bendita la siesta que nos pegamos, aunque como ya he comentado yo no estaba al 100%. Llegó el momento de entrar en la sala y descubrir los encantos de uno de los auditorios más importantes de la ciudad. Estábamos situados en la platea, a unos veinte metros del escenario. Una buena situación para ver a un genio crear obras de arte.

Foto: *hoodrat*

A las 19.30 empezó puntual Pegi Young a tocar. Aproximadamente estuvo 45 minutos cantando country. Estuvo bien, pero la impaciencia de la gente para ver a su marido era palpable. Una pausa y se obró el milagro. Un taburete, unas guitarras rodeándolo, dos pianos, harmónicas y un sintetizador. Y de repente salió un tipo aguantando un lienzo y camuflándose detrás de él... era Neil Young. En ese momento me hice creiente, pues vi que Dios realmente existe y es de carne y hueso. Con la piel de gallina mi ídolo se sentó y atacó con la esperada From Hank To Hendrix. No podía creer lo que estaba viendo, os lo digo de verdad. Y menos pude creerlo cuando el siguiente tema fue mi favorito, Ambulance Blues. Las piernas me temblaban y no era para menos. Imaginaros a Neil Young sentado en un taburete, iluminado por un foco, guitarra en mano, harmónica en boca y cantando esa canción. Hoy sigo sin creer que presencié esos momentos.


A la obra maestra le siguieron Kansas y A Man Needs A Maid, tocada con el primero de los dos pianos y cuyos arreglos orquestrales fueron suplidos de forma magnífica por el sintetizador del maestro Young. Luego vinieron dos puntos fuertes. El primero fue la magnífica interpretación de Harvest y el segundo uno muy esperado para un servidor: After The Gold Rush. No he contado las veces que he cantado esta canción intentando emular a su creador. En ese instante lo tenía delante, frente a su segundo piano, interpretando una pieza magistral de un no menos sublime disco. Las geniales Old King y Love Art Blues hicieron su aparición antes de que el Neil Young tocara tres canciones seguidas del disco Harvest: Heart Of Gold, Out On The Weekend y Old Man. La primera era de esperar que la tocase, pero la segunda fue realmente una sorpresa para mi. Pero mención especial merece la magistral interpretación de esa Old Man. Sólo podía aplaudir y esperar que el genio volviese a escena después de la pausa con su Old Black...

Excitación e impaciencia era lo que sentía justo antes de que las primeras notas de The Loner inundaran mis oídos. Majestuosa y poderosa. Dirty Old Man y Spirit Road, geniales las dos, quedaron eclipsadas por una canción clásica entre clásicas. Por una composición totémica dentro de la discografía del canadiense. Ni más ni menos que Down By The River. Sublime. Consiguió hacerme enloquecer y recordar esas tardes de llúvia escuchando esas fraseos de guitarra y cantando el estribillo con toda mi pasión. Ahora podía hacerlo junto a Él. Pero sin tiempo para recuperarme llegó uno de los mejores momentos de todo el recital: Hey, Hey, My, My (Into de Black). Acojonante, bestial, ruda y agresiva. Una auténtica bacanal de sonido es lo que se marcó el maestro. Un mural sónico de fiereza pura, de aparente descontrol y de no domesticación. Y todo acompañado de ese traje manchado de pintura. Roll Another Number y Oh, Lonesome Me sirvieron de pausa. La segunda cantada con todo el sentimiento, tal como merece una canción de su calibre. La electricidad volvió con The Believer, pero fue con Powderfinger cuando la disfruté más. Una de mis canciones favoritas y la estaba escuchando en directo. ¿Qué más podía pedir? Algo más, sí, como por ejemplo el abrumador final con No Hidden Path.

Foto: *hoodrat*

Todo el Hammersmith de pie para aplaudir a uno de los artistas más importantes del siglo XX. Pero ojo, que la cosa no había terminado ahí... Un bis, sólo un bis, pero menudo bis: ¡Fuckin' Up! Todos levantados, cantando el estribillo y dejando libre nuestro lado más salvaje. Realmente impresionante la despedida brindada a un auténtico genio de la música, a un tipo que ha sabido sobrevivir a todas las épocas con entereza y buen hacer. Le admiro, y desde aqui quiero darle las gracias por ese día. Salí de allí, con mi amigo Pep, con la certeza de haber vivido un momento histórico. Siempre tendré esas sensaciones conmigo. Ahora puedo morir un poco más tranquilo. Y no olvido que Ralph Molina estaba ahí...


¡Keep on rockin' in the free world!

Nota: Las fotos no són mías ya que no pude tomar ninguna en condiciones y no corresponden al mismo concierto al que asistí. Creo que la mayoría són del día antes.