Crónicas Californianas | Día 4
La mañana amaneció, como era habitual, envuelta en una espesa niebla. Pero eso no fue motivo suficiente para que nuestros cuerpos se aburriesen y dejasen escapar la posibilidad de disfrutar de uno de los parques temáticos más importantes del mundo: el Universal Studios de Hollywood. Antes de llegar a la taquilla entramos en una especie de submundo lleno de tiendas y tiendas que, ya de noche, se convierten en el cebo ideal para miles de turistas que cada día visitan el parque. El negocio es el negocio, amigos, y los norteamericanos saben más que nadie en este campo. Destacar que entre las tiendas se encontraba una impresionante guitarra abanderando el Hard Rock Cafe de Los Angeles. Pero para guitarras las de Las Vegas... En fin, ¡Vámonos al parque a pasarlo bien!
El Unversal Studios es realmente extenso. Lo primero que hicimos fue pasar un poco de miedo en la House Of Horrors. La verdad es que vas cagado durante todo el trayecto, pero a la que te pegan el susto te partes de risa. Los actores están realmente bien caracterizados, casi a punto de rodar una película de miedo made in Hollywood. Lo interesante es pasear por las calles del parque y saborear esos detalles del cine, como por ejemplo el Dodge Charger de 1970 utilizado en The Fast And The Furious, o el mítico coche de los Blues Brothers. Además de atracciones también hay espectáculos. Nosotros asistimos a uno de animales actores, a una demostración de efectos especiales y a otro donde se mostraba el fuego como elemento principal. Pero lo realmente interesante son las atracciones, como la de Terminator 2: 3D, la de Shrek 3D, la de la momia o la de Jurassic Park, un Tutuki Splash a lo béstia y ambientado en una etapa donde los dinosaurios dominan la tierra. Destacar también el tour por los diversos decorados míticos de Hollywood, como el Bates Motel o la casa de su propietario. En dicho tour el espectador se ve inmerso en situaciones típicas de las películas, como inundaciones en el metro, efectos de llúvia, fuego. Sorpresa tras sorpresa.
Valorando la visita al Universal Studios puedo decir que fue positiva, aunque creo, a opinión estrictamente personal, que le dedicamos demasiado tiempo en detrimento de otras cosas interesantes que queríamos visitar. Lo que yo recomiendo, y más teniendo dos días escasos de tiempo para visitar L.A., es que uno visite las atracciones más significativas, como el Terminator, o el Jurassic Park, que haga el tour de los decorados y que prosiga la visita a la ciudad de los Lakers. Pero repito, es una opinión meramente personal y depende de las prioridades de cada uno.
Ya que la noche se nos echó encima sóló pudimos visitar Santa Monica de noche. Cenamos en un exclusivo restaurante, por un día, y nos encaminamos hacia el famosísimo muelle, escenario de tantas y tantas películas. Pamela Anderson no estaba allí, pero sí en nuestras mentes, salvando a la gente con su salvavidas y con sus dos boyas portátiles en el momento en que traspasamos el cartel cuidadosamente iluminado. Pudimos contemplar la mítica noria e inmortalizar unos instantes realmente agradables de paseo por el muelle. Por cierto, una franquícia de Bubba Gump Shrimp Company se encuentra allí. Nos relajamos contemplando las olas picar contra la playa y contemplando Los Angeles desde ese privilegiado lugar.
Creo que el colofón de la noche no lo puso el amigo Jack ni un buen vino californiano, aunque ponga una foto a continuación. La guindilla de la noche la puso el placer de llegar al hotel y encontrarse esas camas suaves, a fin de garantizar un óptimo descanso para el turista. Incluso alguno de nosotros tuvo la fortuna de dormir con un cuadro de Elvis encima de la cabeza. A otro le tocó Marilyn. Yo prefiero un cuadro de Jack Daniel's.