Pocas cosas hay más reconfortantes que tener la batería del iPod cargada al máximo, a fin de proporcionarle a uno el ideal hedonista que anda buscando cuando las melodías empiezan a sonar. Y es que la música no es nada más que placer, buscado o no. Y precisamente cuando no es buscado a mi me cunde el doble. ¿O acaso uno no recuerda ese día que entró en un bar, a cualquier hora del día, y empieza a sonar
esa canción? Para mi es de las mejores sensaciones que existe. Pero centrémonos en ese placer semi-buscado, cuando sabes que algo va a sonar pero no sabes qué.
Heaven & Hell.
The Who. Y no cualquier versión no, nada más y nada menos que la del fantástico
Live At Leeds, un directo atronador y merecedor de todos los adjetivos que uno pueda darle. Empezar un disco en directo con este tema es como prender la mecha de una traca que desestabilizará el cerebro receptor para siempre. Con un
Keith Moon sencillamente impresionante y apabullante, con un
John Entwistle tocando la nota ahí donde toca, con un
Pete Townshend más airado que nunca y con un
Roger Daltrey en su apogeo de rockstar empieza la fiesta. En 1970 ocurrió un terremoto: cuatro béstias sobre un escenario fueron la causa.
Enviroment In 3 Parts.
Jeff St. John's Copperwine. Procedentes de los Estados Unidos, JSJC eran unos expertos músicos con raíces blueseras. El tema que nos ocupa es una variada pieza del disco
Joint Effort, de 1970. Tiene de todo, desde el blues rock más americano hasta tintes psicodélicos y pasajes baladísticos. Todo acompañado de una gran instrumentalización, protagonizada por ese órgano que se adapta a todo lo que venga. Tres partes, tres delícias, pero mejores que el arroz. De paso quiero decir que el disco es buenísimo, llenos de matices que, a medida de irnos familiarizando con él, iremos encontrando, cual buscador de pepitas de oro. Oculto como el que más, es un trabajo que merece un reconocimiento que no tiene, como suele pasar con grandes obras de la música.
There She Goes Again. The Velvet Underground. Uno de los temas
más fáciles de un disco que
ahora cumple 40 años. Absolutamente imprescindible, su huella en lo que vino después es innegable. Un ritmo tranquilo y constante, excepto en los veinte segundos finales acompaña la canción, cuyo inicio es, con esos toques de batería y acordes de guitarra, algo fácilmente identificable. Y si algo tiene
La Velvet es eso, que escuchas un par de notas y ya sabes que estás ante uno de los grupos más importantes de todos los tiempos. Por cierto, ojo a los coros...
Here Comes The Sun.
The Beatles. Un crack. Eso era George Harrison. ¿Aún hay dudas? No para mi después de escuchar este tema. Todo empieza con una agradable guitarra acústica... No puedo evitarlo, se me pone la piel de gallina ante la belleza hecha canción, una composición que suena a despedida, a despedida de una carrera plagada de éxitos que empezó con ese primer
Please, Please Me. Los sintetizadores le dan una dimensión casí mística, extraterrestre... y la melodía... todo es perfecto porque aquí viene el Sol...
My Heart Beat Like A Hammer.
Fleetwood Mac. Composición original de
Jeremy Spencer que Fleetwood Mac se encargó de endiablar. Blues! Blues! Blues!
Well, my heart beat like a hammer, my eyes plumb full of tears... forma parte del enfermizo estribillo, agarrado siempre de la mano por esa trepidante base rítmica y esa excitante guitarra. Y estamos en 1968 señores, el año en el que se editó
Peter Green's Fleetwood Mac, disco que contiene esta canción, que bien puede ser una muestra de lo que nos deparan los surcos del vinilo: blues hecho con el corazón y cantado con todo el sentimiento. Para mi es uno de los mejores discos de finales de los 60, sin dudarlo.